El hombre que le chorreó 36 palos verdes a varios casinos

Richard Marcus era el nombre más temido de los casinos a nivel mundial, los hacía tambalear al hacer sus apuestas en la ruleta y otros juegos, haciéndoles perder la extraordinaria cantidad de 36 millones de dólares americanos en total. Una verdadera locura.

Acá te contamos los detalles de este interesante personaje que pasó a la historia como el mejor estafador de casinos de todos los tiempos.

De su infancia a Las Vegas

Marcus descubrió el arte del engaño desde muy temprana edad, en Nueva York, cuando se reunía con sus amigos a intercambiar tarjetas coleccionables de béisbol. Sus amigos al notar que este ganaba la mayoría de las partidas, empezaron a idear un plan para engañarlo. Ellos cambiaban la carta estratégicamente colocándolas por encima de la carta “ganadora” de Richard. Al poco tiempo, quedó sin su colección de tarjetas y enfadado, pero con una gran lección aprendida: detectar y evitar trampas y aplicarlas también.

Y por destinos de la vida esta estrategia le serviría para hacerse el hábil estafador que todos conocemos.

En su adolescencia consiguió amasar una pequeña fortuna jugando y apostando a los caballos. Con $30.000 inició su viaje a la ciudad del pecado: Las Vegas para jugar en los grandes casinos y aumentar su dinero. Pero no todo fue color de rosa para Marcus, quien perdió casi todo su dinero allí en los inicios de su travesía.

Un maestro de las distracciones

El hombre que le chorreó 36 palos verdes a varios casinos Richard Marcus

No paró allí sino que se embarcó como crupier en un casino para poder conocer desde dentro a los casinos. Durante su etapa allí, aprendió los pormenores de la profesión y de cómo poder engañar a los jugadores para hacerlos perder dinero. Usó esa ventaja y conocimiento para enfocarlas en estafar a los casinos. ¡Y mirá vos si lo hizo!

Una vez que supo que las rutinas y la confianza repetitiva del personal eran el mayor punto débil de los establecimientos de apuestas, comenzó a idear su plan maestro para sacarles más guita que un taxista con tarifa nocturna.

Savannah: el truco simple, pero eficaz 

Marcus concibió el plan más sencillo que ha usado alguno de los más famosos estafadores de la historia. ¿Te acordás de cómo sus amigos lo engañaban intercambiando las tarjetas de béisbol en su infancia? Pues este mismo método simple le sirvió de grande.

Lo llamó Savannah y consistía en apostar, en la ruleta, fichas de bajo valor ($5 por ejemplo), colocándoles debajo y de manera engañosa una ficha de alto valor ($5.000), que hacía ocultar gracias a la primera ficha de $5. Los crupieres, por el exceso de confianza, no revisaban adecuadamente estas fichas al momento de comenzar a girar la ruleta.

Cuando la ruleta paraba y en caso de haber ganado, dejaba la ficha alta y retiraba la ficha de menor valor de manera sutil en algunos casos, o en otros, distrayendo al personal con actuaciones estrafalarias, dignas de la inteligencia de un genio como él. Si perdía, hacía lo mismo pero al contrario y como si nada hubiera pasado. ¡Qué groso!

De estafar a casinos a trabajar con ellos

Con esta estrategia Marcus pudo acumular y robar en infinidades de casinos y en distintas partes del mundo la cantidad de 36.6 millones de dólares. Pero, no todo fue color de rosa, porque los casinos empezaron a ponerle el ojo y en conjunto con el FBI le hicieron seguimiento.

Richard decidió que era el momento de hacer un stop a las estafas y se retiró como el mejor estafador de los casinos de todos los tiempos.

¿Querés saber lo más irónico de esta historia? Richard se reinventó como consultor de seguridad de casinos en todo el mundo, enseñándoles cómo evitar que otros jugadores, organizaciones, crupieres y personal del propio casino los estafen y cometan fraudes.

La historia de Richard Marcus es impresionante si la analizamos desde todos los puntos de vista. Solo un puñado de tramposos han logrado engañar al sistema y quedar libres para contarlo y, aún más, trabajar con los que engañó. El ingenio humano en todo su esplendor.